Tudo depois da poesia é uma merda.
Ademar Santos

quarta-feira, 16 de junho de 2010

Sin regreso

Se me ha muerto la infancia en
la curva de las pájaras,
allí, en lo más alto,
donde nunca faltan
con sus capirotes ágiles
esquivando el rumor repentino
del motor en calma.

Se me ha muerto el ámbar
que gotea de la piel agrietada en el tiesto,
lento, lento, lento ya para nada;
y los tomillos, el espliego, los enebros,
las sabinas, el cantueso y sus latines,
se me han ahogado
en un pozo de agua que fue fresca.

Se me han muerto las liebres en sus camas,
los conejos en las morenas, las perdices en las lomas,
y entre trigales,
antes del incendio de rastrojos,
las codornices que aletean,
los topillos subterráneos,
se me han muerto todos,
los arrendajos y su parentela de urracas,
grajos, grajillas y cornejas,
entre las lilas el carbonero leve y el jilguero
en el huerto de almendros y manzanos.

Se me han muerto
uno a uno
todos los nombres de los pueblos:
mi lengua más brava.

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